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No existe la pareja ideal


¡Cuánto daño han hecho las películas románticas hollywoodienses! El mito de la pareja ideal nos es presentado semana tras semana, al ritmo de los estrenos de las historias de amor, creando una visión totalmente deformada de la realidad y unas expectativas inalcanzables que incluso llegan a perjudicar las relaciones de las personas más influenciables.

¡Cuidado! No estoy diciendo que no exista el amor (este sentimiento que une a las parejas). Simplemente afirmo que no hay tal cosa como una pareja ideal.

3 razones que niegan el mito

No somos perfectos

Que sí, que nos queremos mucho (la autoestima es algo fundamental para la felicidad y el bienestar), pero también sabemos que no somos tan buenos como quisiéramos. Es lógico que no pasemos nuestro tiempo en pensar en nuestros defectos, y lo normal es que tengamos tendencia a minimizarlos, pero lo sabemos: no somos perfectos. Por extensión, y lo que vemos del exterior, también podemos afirmar con una alta probabilidad que los demás tampoco lo sean.

El concepto de pareja ideal se suele asociar con una persona perfecta, cosa que como ya hemos dicho, no existe. Y si existiera una persona así, ¿qué nos hace pensar que se interesaría por otra persona imperfecta? ¿No tiene derecho a su propia pareja ideal?

Conocemos a un número muy reducido de personas

¿Cuántas personas tienes agregadas al Facebook? ¿200? ¿500? ¿1.000? ¿Sabes cuantas personas usan esta red social en el mundo? Aproximadamente 1.000 millones. Significa que conoces de forma relativamente cercana (por haberlos aceptado como contactos) al 0,0001%. Es decir que según las leyes de probabilidad, suponiendo exista la pareja ideal, es prácticamente imposible que la conozcas.

Porque, evidentemente, si tienes una pareja ideal no tiene porque haber nacido en tu ciudad, en tu país o incluso en tu continente. No tiene porque hablar el mismo idioma ni practicar la misma religión que tú. El nacimiento es fruto del azar y estadísticamente, tienes la misma probabilidad de encontrar la pareja perfecta que ganar a la lotería. Y ahora te pregunto: ¿A cuántas personas conoces que han ganado el premio gordo de la lotería? ¿A cuántas parejas felices conoces? Me da que el segundo grupo es bastante mayor que el primero, ¿verdad?

Evolucionamos

Suponiendo que en algún momento de tu vida hayas conocido a LA persona perfecta, entendida como esa persona que te completa perfectamente. Cada individuo evoluciona de forma distinta durante la vida, y por lo tanto, es imposible que tu pareja haya cambiado al mismo ritmo y de forma complementaria. O más bien, si lo ha hecho, ha sido porque ha decidido cambiar para adaptarse a ti, y en este caso, lo podrían hacer muchas más personas.

¿Por qué es malo mitificar el amor?

¿Sabías que la primera fase de una relación, el enamoramiento, tiene muchos puntos en común con una locura pasajera? Esta fase, que dura de unas semanas a unos pocos meses, es un momento muy curioso. Vemos a la otra persona como lo que no es: alguien perfecto, y hasta sus defectos nos parecen encantadores. Pero esta fase termina y tarde o temprano aparecemos como somos.

Si crees en el mito de la pareja perfecta tienes entonces dos opciones: o cortar para volver a vivir otra fase de enamoramiento con otra persona, o negar la realidad de lo que ves y sientes y seguir comportándote como si la otra persona fuese perfecta. Ambas reacciones son inmaduras y peligrosas.

Pareja ideal no, pero buena pareja sí

En realidad, podríamos tener una relación de pareja satisfactoria con muchas personas. No digo que sea algo tan fácil de encontrar pero tampoco es un bien tan escaso. Una pareja puede funcionar de forma sana y feliz si se basa sobre una combinación de factores favorables:

– atracción física – sistema de valores común – objetivos comunes

Esas tres cosas son muy importantes. Sin atracción física se hace bastante complicada toda la parte sexual de la relación de pareja, que aunque no sea imprescindible, es algo muy importante para la felicidad. Sin un sistema de valores en común, es muy difícil entenderse, porque lo que cuenta para uno no contaría para el otro, y habría muchas decepciones. Finalmente, sin objetivos comunes no puede haber una relación de pareja a largo plazo.

Otras cosas influyen, como los factores culturales (es más fácil tener una relación de pareja plena si ambos miembros son de un mismo nivel cultural), o el carácter (entre otros muchos factores). Pero son menos importantes en la medida en que muchas parejas felices no los cumplen.

En mi opinión, tener una pareja que funciona es una decisión de dos. Partiendo de la base que las dos personas son lo suficientemente compatibles, el tener éxito en la pareja viene del compromiso de ambas personas en esforzarse para hacer una relación plena. No siempre se consigue, a menudo porque no se sabe muy bien como hacerlo, y otras veces porque una de las personas (o ambas) se cansan. Pero la felicidad de una pareja no viene de un emparejamiento perfecto, sino de la voluntad de ambas partes por mejorar.

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